Si tuviera que clasificar las palabras marketing y estrategia de contenidos por orden de importancia, diría que están tan estrechamente relacionadas que considero más oportuno explicarlas por separado, y después detenerme en la relación.
Según mi planteamiento son conceptos distintos pero a la vez complementarios, o así debería ser para alcanzar la plenitud de su significado.
Entiendo el Marketing de contenidos como la forma de comunicación que una marca decide establecer con su público. Creo que uno de los objetivos indiscutibles es el de dar relevancia al producto o servicio, pero en absoluto es el único. La búsqueda y definición de otros fines es lo que diferencia al marketing de contenidos de otras prácticas tradicionales, y no tan tradicionales, que solo buscaban o buscan vender. Los medios sociales marcan un antes y un después en la relación marca-cliente o cliente-marca. No obstante, en mi opinión, no se está haciendo nada nuevo que no se haya hecho hasta ahora, es decir, el marketing de contenidos es comunicación. Estoy de acuerdo con Cristina Aced .
La comunicación de contenidos persigue unas características específicas; César Salinas en su post lo dice muy claro: “(…) las marcas tienen que entregar algo a cambio de nuestra confianza, y esto va más allá del producto o servicio. Las marcas deben entregar valor, información, conocimiento (en este orden)”.
Comunicarse con el cliente no es hablar de la marca, sino ofrecer a este contenido que le resulte valioso porque satisface sus necesidades e intereses. Tiene que ser un acto bidireccional o, de lo contrario, no es comunicación de contenidos.
La Estrategia de contenidos es la planificación y la difusión del contenido, teniendo en cuenta los buscadores, en los medios sociales que la marca ha decidido tener presencia. Por lo tanto, el marketing se apoya en una buena estrategia de contenidos. Cuando los dos conceptos se complementan y son coherentes, los objetivos pueden lograrse.
En conclusión, tan útil y necesario me parece el debate teórico sobre el significado de estas palabras como la práctica ya que, en última instancia, es lo que percibirá el público. Dicho de otro modo: ¡manos a la obra!; hay mucho trabajo por hacer, si se quiere hacer bien.