Dicen que la primera vez no se olvida y así ha sido. He estrenado la Llotja asistiendo a la ponencia de Risto Mejide, “Valor de marca y comunicación”, con motivo de la VI Jornada Anual del Club Lleida ESADE Alumni. Carisma, atrevimiento, energía, humor y nuevas y diferentes ideas como valoración final.

Personalmente me ha enganchado el Risto Mejide de Viajando con Chester, aunque escuchando su experiencia, en palabras suyas “mi máximo valor”, desde los inicios de Operación Triunfo hasta la actualidad, se entiende que solo diciendo aquello que nadie se atrevía a decir, hoy Risto Mejide es quien es y está donde está.

Su historia, una mezcla de oportunismo (bueno), estrategia, creatividad, ingenio y determinación, es la construcción y maduración de una marca personal que, opiniones aparte, no deja indiferente a nadie. Todo un éxito para Risto Mejide desde el día que hizo de esta frase su objetivo principal: “Si cuando hablas nadie se molesta, no has dicho absolutamente nada”.

Y precisamente la experiencia le ha permitido elaborar su propia receta sobre marca personal; las llama la tres R: Relevancia. Reputación. Resonancia.

RELEVANCIA
Una marca relevante es aquella que es necesaria e importante para el cliente, para la sociedad. Tal como comentó, el 82% de las marcas son prescindibles para el cliente. Pues bien, hay que intentar estar entre el 20% restante.

REPUTACIÓN
La reputación hay que construirla (también cuidarla) y para ello propone estar contra algo (por ejemplo, contra el hambre) o contra alguien, porque aseguró y demostró con divertidos ejemplos que somos más activos cuando vamos contra algo. Pero nunca hay que ir contra el cliente.

RESONANCIA
La resonancia podría definirse como el efecto de contagiar a los demás tu marca personal. ¿Cómo se consigue? Con ingenio, “sustituyendo algo que te falta por algo que te sobra”, y aprovechando las oportunidades que ofrece la actualidad. “La resonancia nunca ha sido tan barata”.

Esta es parte de la visión que Risto Mejide compartió sobre marca personal en Lleida.

¡Gracias, Risto, por contar tu experiencia, por hacerme reír y te aseguro que por no dejarme indiferente!