Por mucho que nos digan y repitan cómo hacer algo, hasta que no somos conscientes de los efectos positivos de una acción o, dicho de otro modo, hasta que no la valoramos, es muy difícil que se genere una actitud abierta y entusiasta hacia esa acción. Fiel a esta idea (primero hay que explicar el porqué, intentando motivar, y después el cómo) la semana pasada publiqué: El porqué de la buena redacción, y esta escribo la segunda parte: Cómo redactar con éxito.

Hoy sí toca entrar en materia, aunque voy a tratar de simplificarla. A pesar de que existen diferentes tipos de documentos con rasgos específicos, todos tienen un denominador común; las llamadas características del texto o claves para redactar con éxito, las cuales son: la coherencia, la cohesión y la adecuación. Su práctica garantiza la buena redacción.

 

1. LA COHERENCIA
Un texto es coherente si las ideas que expone están relacionadas. El tema y la organización (las ideas deben desarrollarse siguiendo el orden que el autor ha elegido) dan unidad al texto.

2. LA COHESIÓN
Un texto está cohesionado cuando las distintas partes que lo componen se unen entre sí mediante el uso de sinónimos, pronombres y conectores como, por ejemplo, conectores temporales (en primer lugar, más tarde…), causales (a causa de, ya que…) etc.

3. LA ADECUACIÓN
Un texto es adecuado si el autor sabe resolver la situación comunicativa: quién es el destinatario del mensaje, cuál es la intención (persuadir, informar…), qué canal (oral o escrito) y qué registro de la lengua (culto, estándar o coloquial) empleará. La presentación de la información y el respeto de las normas de la lengua también se incluye.

Además de estas claves, hay otras igual de importantes que “humanizan” el texto.

4. LA SINCERIDAD
La sinceridad es un ejercicio de honestidad con uno mismo y con el lector. Este merece tu sinceridad.

5. LA EMPATÍA
He de confesar que siento predilección por esta palabra. Hace unos días me llamó la atención el título de un post: “Si tienes empatía tienes un superpoder”. ¡Es verdad!, creo que la capacidad de ponernos en el lugar del otro saca lo mejor de nosotros y en consecuencia, de nuestros escritos.

6. LA CREATIVIDAD
Puedes ser creativo sin tener que hacer “grandes inventos”, basta con algunos detalles para dar un aire diferente al texto: cambiar el tono que utilizas habitualmente, sorprender al lector con una anécdota personal, tratar asuntos desde un punto de vista atípico, etc. Como suele decirse, ¡imaginación al poder!

José Antonio Marina en el IV Congreso de Mentes Brillantes dio en la diana: “La creatividad es un hábito y se aprende. Se aprende por repetición, como el lenguaje”. Nadie se libra de este aprendizaje, ni los profesionales que nos dedicamos a esto, que exige ilusión, curiosidad y trabajo constante.

 

La lista que te propongo está abierta a tus propuestas y esa es la gracia; que descubras y experimentes  valores que puedas aplicar a tus contenidos, porque cada persona, cada marca tiene una voz propia que la hace ÚNICA.

¿Qué propuestas aportarías?

 

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